Tenemos hijos con edades un tanto dispares, Mariana, un pimpollo de diez años y Alejo, un terremoto de 2 años y medio…Tienen necesidades muy diferentes, pero en Maldivas hemos encontrado un paraíso que aporta felicidad a todos y cada uno de nosotros
El vuelo tan largo puede echar para atrás a más de uno, pero nosotros hemos repetido este destino dos años consecutivos y este último en concreto volamos con Sri Lankan Airlines en un vuelo directo a Colombo de 10 horas sí, pero nocturno así que se nos pasó volando. A nuestra llegada a Colombo prácticamente sin esperar embarcamos a Male en un vuelo de 50 minutos, ya de día, ilusionados y expectantes.
Como en todos los hoteles, al llegar un representante de COMO nos estaba esperando para ayudarnos a facturar nuestro equipaje en el vuelo en hidroavión que nos llevaría a Maalifushi. Esperamos 20 minutos en un lounge precioso, con aire acondicionado bebidas frías y algo para picar que nos sentó de maravilla y de ahí al hidroavión!
Precioso vuelo sobrevolando atolones!!
En COMO Maalifushi nos alojamos en una beach villa, una delicia de 116 metros cuadrados exquisitamente decorada pero funcional en el que nos alojamos los cuatro a dos pasos de la playa, con esta piscina para nosotros!
¿QUÉ TIENE MALDIVAS PARA CAUTIVARNOS?
Todo! Lo primero es la temperatura del agua, siempre esta agradable, nunca da pereza meterse en el agua porque esté fría y esto es casi único! El pequeño Alejo estaba feliz con sus manguitos dejándose mecer por las olas casi durante horas.
Sus fondos marinos: arrecifes de coral llenos de vida en la que recrearse. A mí me encanta bucear con botella, pero con gafas, tubo y aletas puedes ver de todo y he pasado momentos preciosos buceando con Mariana.
Creo que mis hijos son como todos, unos fanáticos de las piscinas así que cuando no estábamos con las gafas y el tubo estaban en “remojo” en la piscina principal del hotel o en la de nuestra habitación.
Además, en concreto en COMO Maalifushi la atención no podría ser más espectacular, todo el staff era increíblemente amable con nosotros, la restauración en este hotel merece una mención porque realmente era impecable. COMO además le da una importancia destacada a todo lo relacionado con el bienestar (“wellness”) y en cada uno de los menús había platos especialmente confeccionados con este fin. Los desayunos eran impresionantes con varios zumos naturales fresquitos recién exprimidos y una carta de platos calientes que abarca desde los más continentales: huevos benedictine, florentine, tostadas, porridge, tortitas etc…a platos con sabores más locales con curries, ramen, sopas de vegetales…Mmmmmm!
Pasamos cuatro noches en las que descansamos como nunca, dormíamos, nadábamos, nos desplazamos los cuatro en tres bicis…y pudimos probar las clases de yoga y el Spa en ratitos puntuales…esto, sólo los adultos!
Pero aquí no acaban nuestras vacaciones (More to come soon!).